domingo, 30 de diciembre de 2018

Amar.

Amar es como el temer,
queriendo atentar
contra quien te hace arder.
Y cuando ya no queda qué perder,
cuando solo tienes que dejarte hacer,
lo tomas todo como algo de ayer.

Y sí, el tiempo no espera,
o vas con él o él se te lleva,
pero si estás seguro de querer volar,
ama o teme, pero nunca hacia atrás.

Amar es como el doler,
punzadas en el pecho con regusto a hiel,
con gotas amargas que impiden correr.
Y cuando termina de doler,
cuando has aprendido a luchar con él,
lo atrapas en cicatrices que no dejan de escocer.

Y sí, el alma es víctima de noches de luna de miel
entre cortinas y versos en metros de piel
queriendo acortar canciones que ayer
a todo volumen nos hacían ensordecer.

Amar es el vicio del mortal,
aquel bache que jamás aprendes a esquivar,
el rehén que nunca te plantearías soltar,
esa canción tan emotiva que no deja de sonar.
Y cuando amas con soltura sin pensar qué pasará
entiendes el significado de la palabra hogar
ese sitio al que siempre querrás regresar.

Y sí, amar asusta si tienes miedo a volar
porque es un hilo entre dos puntas con dos andando a mitad,
pero sujeto por dos pesos que se besan con mirar
que procuran por el otro para no rebobinar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario