miércoles, 7 de noviembre de 2018

Herida por dentro.

Al final mi suposición era cierta
y ha resultado que el vacío pesa
por dar cobijo al eco de lo que estuvo,
de esa vida jurada eterna.

He visto otoños llenos de sueños
en ojos verdes plagados de miedo,
y en cambio he sentido duelo
al querer mirar y ver recuerdos.
He paseado en pleno invierno
vestida de complejos y siendo
solo una más que camina
hacia un paraíso etéreo.

Es entonces cuando piensas,
al pasear en pleno enero,
adónde vas y para qué,
tan rota y vacía por dentro.
A engañarme, yo que puedo,
o al menos eso intento,
a poder ser otra vida,
me respondo muda al eco.

El silencio es traicionero,
esconde fuerte temblor interno,
dice más que la palabra,
quema más que el hielo eterno.
Tal es la herida que he abierto
que supuro ceniza y viento,
ceniza de lo que fui,
viento de lo que dejo.

Ojalá que no tuviera peso
el vacío que llevo dentro,
pero a veces mi eco habla,
dejándome sin aliento.