martes, 4 de octubre de 2016

Nada comparado contigo.

Creo que nunca encontraré nada que me guste más que sentirme así de libre estando atrapada. Jamás pensé que a un rincón tan pequeño como es el de un abrazo lo iba a llamar hogar. Días enteros pensando y planeando cómo recuperar algo que no había perdido. Letras que compuse y nunca canté, cartas que escribí y nunca mandé, momentos que pensé y, por cobarde, no viví.
Incluso la lluvia parecía más seca desde que no estabas, contaba las horas desde que te fuiste pero mi reloj no avanzaba. Me pintaba los labios pensando en que el rojo te favorecería después de un beso. Me ponía esa ropa que tanto te gustaba quitarme, ¿para qué, si no estabas? Repetía una y otra vez en mi cabeza tu voz susurrándome un te quiero, incluso oía cosas que nunca me habías dicho. “Quiéreme”, te decía, pero hablaba sola. Lanzaba gritos al vacío, al silencio, al frío que dejó tu despedida. Los últimos pasos de tu dedo en mi espalda los sentía como si te tuviera conmigo. Pocas veces unas manos tan frías habían quemado tanto. Tu mirada triste al decirme adiós, ese adiós que no quise escuchar, pero escuché.

Nunca cambiaré tu regreso. La segunda vez que te conocí marcada por aquellos besos a las cinco menos cinco en esa plaza repleta de gente donde solo estábamos tú y yo. Apenas unos segundos bastaron para decirte que te quería. Y te quiero. Aquella fue como la primera vez que conocí a alguien, y es que todo lo que había conocido antes no era nada comparado contigo.

sábado, 1 de octubre de 2016

Poema. Mi poema. El mío.

Que a veces no todo es blanco
 negro, ni siquiera gris;
solo es.

Ni bueno, ni malo

y mucho menos regular,

porque si fuera regular

todo sería
constante,

y si algo tengo yo,
es que de 
constante poco,

soy una gráfica con picos muy altos

y si hablamos de mínimos tiendo

a menos infinito.

Si hablamos de literatura

sería una metáfora;

soledad iluminadora.

Y aunque no lo crea

sé que siempre hay alguien que

está un punto mas abajo en los mínimos

para que no decrezca más

y que escribe mis metáforas,

porque es mi poema,

poema en piel,

en la mía;


mi poema.