jueves, 29 de septiembre de 2016

¿Por qué no soñar?

Todo comenzó cuando una noche me desperté sobresaltada por una pesadilla hará ya un par de años, me parecía increíble cómo podía nuestra cabeza hacernos presenciar cosas que nuestros ojos nunca habían alcanzado a ver, ni nuestras manos a tocar, ni nuestros oídos a escuchar. Todavía me pregunto cómo puede ser que cada noche siga viviendo en un cuento de hadas, no hay príncipes, no hay princesas, ni siquiera hay hadas, pero sí hay algo de cuento: todo es ficción. 
Si hay algo que me gusta de soñar es que somos capaces de perder el miedo incluso a la mayor fobia que tengamos, que podemos vernos haciendo algo que jamás podremos hacer realmente. ¡Claro que los sueños se cumplen! ¡Se cumplen en otros sueños! ¿Quién no se ha planteado nunca cómo será poder volar? Yo he volado. He volado tan alto que todavía pienso que no he tocado del todo el suelo. Y dime, ¿nunca se te ha pasado por la cabeza eso de ser actor? ¿Y qué me dices de ser algún deportista de élite o un famoso cantante? O sino, ¿nunca te has imaginado cómo será hacer de Phileas Fogg y dar la vuelta al mundo en ochenta días, e incluso menos si cabe? Todo es posible, y no me digas que no es bonito. Verte cumplir tus objetivos, verte hacer lo que ansías. Cumplir metas, romper barreras, no tener normas, dejar a un lado los problemas, tirar por la borda los esquemas.
No estoy para nada a favor de eso que llaman vida de ensueño porque jamás la realidad superará la ficción. No a menos que tú cumplas tus sueños, y eso hago yo aquí. Desde hace mucho tiempo sueño con que escribir se convierta en algo más que un hobby. No hablo de trabajo, ni siquiera de lucrarme mínimamente con ello, sino en que expresarme sirva para algo. Sentirse realizado, orgulloso de uno mismo, es algo que yo creo fundamental. Para mi los sueños no son meras proyecciones de tu imaginación, para mí soñar es sinónimo de intentarlo. 
Si algo que tú sueñas lo quieres, ¿a qué esperas para conseguirlo? No creo que si sueñas con volar, por más que lo intentes, te salgan alas, pero siempre hay alternativas si tienes ganas. Sino, siempre quedará soñar. Porque, sí, no existe solo el mundo en el que vivimos, sino también el mundo que soñamos. 

Gracias y hasta la próxima.