miércoles, 25 de octubre de 2017

Ella.

Ella,
que hizo de su contoneo ritmo,
que con su canto hacía himnos,
que con su paso marcaba el rumbo.

Ella,
que movía el mundo cuando andaba,
que indicaba al reloj las horas,
que los dedos le contaban, no contaban con ellos.

Ella,
que crecía por las noches,
que reía melodía,
que da sentido al desorden,
que da sentido a su vida.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Muéstrate toda tú misma.

Rompe los cristales de una vez por todas, 
recoge el pasado seco que tendiste hace dos días, 
píntate esa felicidad que pega con el lunar de la comisura de tu labio
y sal ahí fuera a demostrar lo bien que conjuntas con la vida. 

Siéntate en cada banco para alimentar tu risa, 
tomate dos cervezas o tres, invítate a una ronda, 
no permitas al tiempo marcar tu ritmo, 
déjate ser un verso libre. 

Quítate la ropa, el maquillaje, hasta la vergüenza, 
muéstrate toda tú misma, déjate el rímel, 
hazte una coleta despeinada o échate laca para que aguante todos tus bailes 
y disfrútate tanto que te crees adicción. 

Gime alto, que se enteren los vecinos, 
date placer o déjate llevar si quieres que te lo den, 
vístete de piel desnuda, 
admírate, huele la Luna.

martes, 3 de octubre de 2017

Romper el contrato con el tiempo.

Algún día seré capaz de mirar hacia atrás y contar cada una de las huellas que han ido dejando mis pasos, podré ir saltando de piedra en piedra con la que me he caído y de cuyas caídas me he recuperado, podré sonreír a aquello que me dolió en su momento y podré decirme eso de te lo dije. Llegará el momento en el que escucharé esa canción que sonaba aquella noche de fiesta en la que me topé con el amor de mi vida, o de lo que entonces era mi vida, bailaré al ritmo de temas que estuvieron de moda y analizaré cada centímetro de mi piel erizada cada vez que pase por mi mente esa balada que tanto me recuerda a ese beso en el sofá de mi casa aquella tarde de lluvia. Deseo con ansia que lleguen las Navidades con recuerdos felices, con todas las sillas ocupadas y las anécdotas de sobremesa contadas por vigesimonovena vez solo porque no me canso de oír su voz. Aunque solo sea en mi recuerdo, claro. Y tengo ganas, también, de que alguien me dé las gracias, de oír nuevos te quiero y recordar los antiguos con nostalgia, de salir a la calle y oler a asfalto mojado, de saltar en los charcos evitando las miradas extrañas de la gente. Aunque, sobre todo, si de algo tengo ganas, es de vivirme como hasta ahora he hecho, mirando al frente la mayor parte del tiempo, llorando cuando lo he sentido y riendo gran parte de mi tiempo; de dedicar el tiempo a lo que siento y quiero, de gritar mi amor a los cuatro vientos, pese a que a veces sea mediante el lenguaje de las miradas, y de correr hacia ninguna parte o a refugiarme en cualquier portal porque está cayendo una buena lluvia, pero da igual, porque estoy en buena compañía. Espero con ansia el no tener remordimientos, el tomar las riendas de todos y cada uno de mis actos, el cantar en la ducha los anuncios de la tele y el repetir los diálogos de mi futura serie favorita; no tener presión, romper el contrato con el tiempo porque yo, sí, yo misma, soy la que marca la hora en el reloj de mi vida.

domingo, 1 de octubre de 2017

El valor de la amistad.

Aprendí el valor de la igualdad, 
el cariño, la bondad y querer,
cuando ese día que no tenía ganas
me sirvieron el mundo en un plato blanco
para que me lo comiera; 
a mí, que ya no creía
que existiera todavía 
eso que muchos llaman amistad. 
Y fue entonces cuando
me di cuenta de que
los amigos son eso: 

la llegada de lo que tanto quieres
y tan poco te esperas.

Con el deseo enfrente.

Y entonces, lo entendí: 

Mirarte 
era soplar velas
teniendo el deseo enfrente.