jueves, 27 de abril de 2017

SER ESTUDIANTE DE LETRAS NO ES FÁCIL

No soy la típica estudiante de Letras que lo hace porque no le gustan las Ciencias. Soy estudiante de Letras porque me gustan las Letras. No porque sean mejores. No porque sea la extraña. No porque me vea incapaz de hacer Ciencias. No porque crea que me resultará más fácil. No porque no me haya quedado otra. No porque quiera estudiar Derecho. No porque sea rara. No. Estudio Letras porque me gustan. 

No es fácil haber nacido en una época en la que la memoria y la especialización tiene más valor que la vocación, en la que de nada te sirve implicarte en Literatura si cojeas en Tecnología, en la que por cursar tus estudios por la rama Humana te llaman letrasada. No es fácil saber que cuando llegas a una puerta para tocar el timbre, te cierra la puerta una calculadora, unas normas sociales impuestas porque sí. No es fácil decidir tu futuro cuando, realmente, está encauzado. No es fácil porque es triste; es triste saber que quieres conocer el mundo de una manera diferente, cercana, más sensible. No quieres cerrarte puertas, quieres indagar en todo, adentrarte en diversas áreas, fundirte con el pasado, abrazar lo que tienes, respetar de donde vienes. No es fácil decir abiertamente que quieres estudiar el grado universitario de Filosofía porque, esto es verdad, se te echan encima. Y consigo el mundo. No es fácil porque los sueños se te truncan más rápido. No porque hayas perdido la capacidad de controlar el tiempo, sino porque te están quitando el poder de manejar el tuyo. 

Andamos todos tan perdidos hoy en día que cualquier ventana por la que entre un mínimo foco de luz, es para nosotros la salida. Aunque haya cristal, ¡qué más da! Somos polillas adoctrinadas y preparadas para juzgar todo aquello que no sea lo típico. Quizá me he aventurado a llamarlo así, pues  típico sería tener dudas, no que no te dejen tenerlas. Típico sería querer probar cosas nuevas, que te gustaran muchos aspectos, tener inquietudes y no que te las impongan. Típico sería que hubiera diversidad, que no te impusieran las salidas y, mucho menos, las metas. Típico sería querer vivir libre, sin ataduras, sin temor a aprender, sin temor a un examen, sin temor a un curso, profesor o reacción. 

Yo sé que lo atípico está mal visto, que ver el mundo sin filtros, sin parcelas, es algo, ahora ya, casi antinatural. Sé que lo normal es que te priven, que te aten, que no te permitan volar, pero yo, esa rara que estudia letras porque le gustan y que tiene en mente cumplir su sueño juzgado, y no dejarlo en frustración, de estudiar Filosofía, seguiré concienciada de que me quitarán lo que quieran, pero jamás mi derecho a decidir sobre mis gustos porque, en definitiva, yo soy lo que me gusta. 

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